Read the Conversation
EF: Con el año electoral que se avecina, ¿cuáles son los desafíos y oportunidades para el 2024?
RG: En el 2024 enfrentaremos dos grandes retos en México, el rezago regulatorio y las adquisiciones del gobierno. Actualmente tenemos cerca de ocho mil trámites rezagados que afectan el registro de nuevos medicamentos, la actualización de registros sanitarios, los permisos de importación, el desarrollo de los protocolos clínicos y los certificados de buenas prácticas en fabricación. El impacto en la industria es notorio ya que fundamentalmente ralentiza la posibilidad de tener medicamentos a disposición de los pacientes.
En cuanto a las adquisiciones gubernamentales; hemos pasado por seis procesos de licitación en los últimos seis años y el porcentaje de abasto cubierto por empresas entregando producto al mercado, está en declive desde el 2019. Hemos bajado de un 99% de abasto al 65% en solo seis años. Es decir que, trágicamente tenemos un desabasto de personas que no reciben medicamentos de un 35%.
Propuestas actuales como la instalación de una súper farmacia en el centro del país generan incertidumbre, sobre todo porque no sabemos si van a quitar los medicamentos de los almacenes del Seguro Social o de ISSSTE para su nueva instalación.
A pesar de estos problemas en las compras del gobierno, la industria farmacéutica ha apoyado inclusive con condiciones leoninas en las bases de licitación. Se les exige recoger productos caducados, algo que normalmente sería responsabilidad del gobierno. También se les pide a las empresas cambios en la distribución de productos, algo que no es su función ni está en su capacidad. Estas condiciones, combinadas con importaciones permitidas de productos sin registro sanitario, representan un riesgo para la salud de los pacientes.
También hay grandes oportunidades para México, una de ellas es el fomento de la investigación clínica. Hay capacidad de recursos humanos e infraestructura, hospitales y un seguro social con 70 millones de personas para rápidamente reclutar pacientes para estudios. Sin embargo, si pudiéramos reducir el tiempo de autorización de protocolos clínicos a dos o tres meses, seríamos mucho más competitivos. Trabajamos con la autoridad regulatoria, para aprovechar las oportunidades tanto financieras como tecnológicas; donde especialmente la oncología es una de las grandes vetas de investigación global.
La segunda gran oportunidad para México se deriva de Covid-19, a partir de la orden ejecutiva del Presidente Biden para reducir la dependencia del exterior, específicamente de China e India, en la fabricación de APIs (principios activos farmacéuticos) y medicamentos para surtir el mercado americano. Con las complicaciones económicas que existen entre China y EEUU, es una gran oportunidad para México para generar una industria de principios activos, y tenemos empresas farmacéuticas que lo pueden hacer. Estamos en pláticas con el sector químico mexicano para intentar aprovechar la oportunidad. Hemos identificado cerca de cincuenta principios activos que pueden ser de interés para México, Estados Unidos y Canadá. A la vez podemos aprovechar la exportación de medicamentos.
El mercado de exportación de productos farmacéuticos creció cerca de un 35% a Centro, Sud América e incluso a Europa y tenemos una gran oportunidad de incursionar en el mercado americano. Nuestros estándares son equivalentes a los del FDA, con la única diferencia que en México nuestros procesos de aprobación son más lentos. Estamos en diálogos con Funsalud, el Consejo Coordinador Empresarial, CONCAMIN, COPARMEX, la Academia Nacional de Medicina, entre otros, para presentar una propuesta al nuevo gobierno desde el sector privado para el desarrollo de un sistema nacional de salud mucho más inclusivo. Todos los que intervenimos en esta gran cadena del sistema de salud mexicano buscamos incidir en el nuevo gobierno para una mejor gestión que incremente la atención médica y el desarrollo de la propia industria.
EF: ¿Cómo se puede generar un entorno adecuado para traer más investigación clínica al país?
RG: Considero que sería relativamente sencillo. Mejorando los tiempos de actualización de protocolos clínicos tendríamos mayores oportunidades como país. Recientemente nos reunimos con el Instituto Nacional de Cancerología y ellos están ávidos de que la industria farmacéutica invierta en investigación clínica. Hay muchos centros de excelencia, institutos como el de Nutrición, Enfermedades Respiratorias, etc. pueden hacer investigación clínica importante. Desafortunadamente la falta de agilidad de COFEPRIS en las autorizaciones es determinante. Si un protocolo ya fue autorizado por la FDA y EMA, debería ser un proceso mucho más fácil.
Realizamos los premios Canifarma, año tras año, en la que premiamos a investigadores en tres áreas; la investigación básica, la investigación clínica, y el desarrollo tecnológico. Queremos que la industria invierta en nuestro país, pero perdemos oportunidades por falta de agilidad en los temas regulatorios. Cuando autorizan un protocolo seis meses después, el estudio ya se cerró y no hay oportunidad para reclutar pacientes. Hay que empezar el proceso de reclutamiento de pacientes paralelamente para cuando autoricen el estudio.
EF: ¿Cómo equilibra el sector farmacéutico mexicano el acceso a tratamientos innovadores y tecnologías de innovación, como terapias celulares?
RG: La incorporación de estas nuevas terapias a los institutos, Seguro Social, al ISSSTE, etc., deben pasar el Consejo de Salubridad General para luego incorporarlos en el catálogo de medicamentos. Hoy es más complicado incorporar nuevas terapias al catálogo. Existe la posibilidad del mercado privado, pero debido al coste de estas terapias el gran mercado está en la salud pública, y lamentablemente priva más el tema financiero que la salud de las personas. En el mercado privado se hace a través de seguros médicos de gastos mayores que es limitado debido a que muchas personas no pueden tener acceso a las nuevas terapias. Los biosimilares son una tendencia, obviamente no son terapias nuevas, pero tienen acceso a esta segunda opción.
EF: ¿Cómo ve el avance de la digitalización el México?
RG: Desde el sector privado, la industria está dispuesta a proporcionar toda la tecnología y todo el soporte al área público y las agencias gubernamentales. Sin embargo, este tipo de colaboración público-privada no ha llegado más allá de unas algunas pruebas piloto. No podemos dar ningún tipo de donativo en asesoría tecnológica, por cuestiones ideológicas. Necesitamos reconstruir este diálogo con el gobierno.
EF: ¿Cómo colabora Canifarma en el desarrollo de generaciones futuras e incentiva a nuevos profesionales en la industria farmacéutica?
RG: Tenemos relación con la Universidad La Salle y la Universidad de Anáhuac, para convenios de capacitación y prácticas en laboratorios. Fomentamos los convenios con las universidades privadas y con el sector privado, por el cual grandes empresas contratan a estudiantes.
A nivel público mantenemos vínculo con la Universidad Nacional Autónoma de México, dónde ofrecemos cursos con participación de agentes del gobierno.
EF: ¿Cuáles serían los pilares fundamentales para crear una hoja de ruta para un sistema de salud sustentable en México?
RG: Precisamente trabajamos en los pilares sobre las cuales desarrollamos nuestra propuesta para la nueva administración. Hemos tenido siete reuniones estratégicas de las comisiones de trabajo de la cámara, y yo basaría mi hoja de ruta en los siguientes cuatro puntos:
- Abasto institucional: El 65% de abasto nacional de farmacéuticos está dado por las empresas privadas establecidas en México, tanto nacionales como internacionales. Buscamos continuamente incrementar este número, sin embargo, problemas como los atraso en pagos afectan la situación. Actualmente se deben a la industria 7,000 mil millones de pesos (USD 400 millones).
- Marco regulatorio – necesitamos trabajar con la autoridad para agilizar los trámites, quitando el rezago existente.
- Derecho a la salud- que se relaciona con fomentar el acceso a terapias y promover la investigación clínica, etc.
- Política industrial: dialogar con el gobierno, para ver las formas que la industria puede apoyar en la recuperación del sistema nacional de salud que ha sido muy golpeado en los últimos cinco años.
EF: Después de quince años en su cargo en Canifarma, ¿cuáles son sus reflexiones sobre los logros de su trayectoria, que celebraría?
RG: Celebraría la unidad de la industria, los últimos años han sido difíciles de sobrellevar; hemos sobrevivido gracias a la unión de la industria, e incluso crecido, a pesar de la situación. Soy optimista, el cambio de gobierno será un parteaguas para facilitar el crecimiento de la industria. México es un país grande con una industria muy sólida. Seguiremos creciendo y tendremos nuevas oportunidades.